viernes, 2 de julio de 2010

¿Fueron los zapatos o el sugerente fruto del amor?




No sé si fueron los zapatos del deseo o el sugerente fruto del amor que me habían regalado prometiendo que podría cumplir los deseos que soñara, pero a partir de mi participación en la carrera de los dioses y la llegada de estos objetos a mi vida, cosas extrañas empezaron a sucederme. Después de la carrera y un vino tinto mediante, dormí como angelito. Sin embargo, soñé con lujo de detalles una catástrofe en mi casa. Era una especie de temblor, se venía el techo abajo y yo pensaba cuál podría ser el lugar adecuado para protegerme. Imaginé entonces que usaba el patio trasero como la mejor salida de emergencia. Pero al visualizar el boiler, inmediatamente reflexioné que con el derrumbe, seguramente la instalación de gas se dañaría y no sería una salida segura. Empecé a angustiarme como si estuviera tomando una decisión real. Afortunadamente, me desperté y me percaté que era sólo un sueño. Mientras me arreglaba oí un fuerte estruendo, como un bombazo. Salimos a la calle y había explotado una casa, una llave del gas mal cerrada, gas acumulado y PUM!!! Hasta los vidrios habían volado en mil pedazos. Quedé sorprendida de la coincidencia con mi sueño. Supuse que en la noche tendría dificultades para dormir, así que me preparé un tecito y me di masajito con el primer aceite que encontré en mi cajón. Me sentía relajada y tardé unos segundos en conciliar un sueño apacible. Empecé a sentirme tibia, envuelta en una sensación súper agradable. El hombre adecuado para mí, finalmente hacía su aparición y volcábamos los deseos uno en el otro, después de una noche de baile con mis inocentes zapatitos. Mi sueño sí que parecía real. Sentí mi respiración agitarse y en medio de una excitación total desee de todo corazón no despertar en ese preciso momento tan particular. Me perdí en una nube agradable de deseos concedidos y no fue hasta que regresé a una relajación absoluta que escuché el despertador sonar. El día me pareció más brilloso, lindo y fresco. Sonreí al recordar mi acogedor sueño y al voltear a mi mesita de noche me tope con la sorpresa de que el aceite que había usado no era precisamente para relajarse je. Me reí de lleno y me metí a bañar tratando de apresurar el día, me puse mis lindos zapatos y salí con la certeza de que descubriría una agradable sorpresa esperando por mí.