miércoles, 31 de agosto de 2011

El GTM

Desde chica he tenido una gran capacidad de asombro, lo mismo me llamaba la atención una piedra de peculiares colores, que la complejidad del esqueleto del pescado que me dieron en la comida. Entre la colección de cosas que guardaba, se podían encontrar conchas de almejas, de la paella que hacía mi abuelito, partes de esqueleto de pescado y de lo más peculiar, estaba un bisturí de un juego “Mi Alegría” que me habían traído los Reyes Magos. Recuerdo que en una de las posadas que se hacían en la granja de unos amigos, los niños recogieron una rana muerta y se la aventaban a las niñas para hacerlas gritar. Cuando me aventaron la rana a mí, Ipso facto saqué el bisturí y abrí la rana sobre el piso para ver si era como la que venía dentro del frasco del juego que tenía en casa. Entonces fueron los niños los que se espantaron con mi osadía.
En una feria del libro infantil, mis papás me compraron una colección de libros de ciencia. Había uno para aprender a hacer fósiles con impresiones de hojas, otro para aprender a observar aves, pero el que me cautivó fue el de astronomía. En este libro se explicaba lo básico para identificar lo más evidente de la bóveda celeste e incluía un manual de observación. Así que siguiendo las instrucciones lo mejor posible, le pedí un sweater de Chinconcoac a mi Papá (algo para el frío), a mi Mamá un termo para té (el manual decía café pero a mí no me dejaban tomarlo), a mi abuela unos binoculares y como no me dejaron subir a la azotea me quedé en el balcón. Esperé a que todos se fueran a dormir y con mi guía de observación di con el Cinturón de Orión (los tres reyes magos), los cuales se pueden ver perfectamente a simple vista, pero haber hecho toda la faramalla para disponerme a verlos fue sensacional. Ahora que fui a conocer el Gran Telescopio Milimétrico (GTM), tuve esa sensación infantil, de estar frente a un hecho asombroso. Estar ahí me abstrajo de todas mis ideas y me llevó a otra realidad. Percibí esa capacidad de regocijo cuando se está presenciando algo majestuoso que se revela ante nuestros ojos atónitos. ¿Qué detectará el GTM? Sí me lo explicaron pero no puedo evitar imaginar que es un objeto mágico que recibe mensajes indescriptiblemente sorprendentes provenientes de todo el universo. Sigo siendo así como era y a veces batallo con los que aún avientan sapos esperando que salga corriendo y se sorprenden con mi “extraña” osadía.

martes, 30 de agosto de 2011

El Mejor Resguardo



Para su mejor resguardo, el paraguas duerme conmigo. Me medio baño con él mismo, abierto, con una mano lo sostengo y con la otra me enjabono. Secarme me cuesta uno ............y la mitad del otro. Tengo que hacer milagros para la hora de la comida, pues intento hacer de todo sin soltarlo. Afortunadamente, localicé una compañía de seguros, así que tu paraguas está ya asegurado en 2,000,000.00 rupias esterlinas. Estoy causando la burla de todo el mundo, porque cargo todo el tiempo con el paraguas abierto para que no se arrugue. Para volar con él, sin que se maltrate, no sé qué hacer, por favor, ayúdame a resolver este peliagudo problema. He pensado que el paraguas de marras, viajará envuelto en calcetines nuevecitos e importados directamente de la pérfida Albión. La entrega se hará, la víspera del día menos pensado. Extrañaré el paraguas cuando tenga que volver a tus manos.


martes, 9 de agosto de 2011

200 Libros me contemplan.

Desde el librero más de 200 libros me contemplan, me incitan a moverme, a escucharlos. Esos libros me empujan a que escriba en páginas limpias, historias nuevas, con mi sangre, mi saliva, mis lágrimas, con fuego, con deseo. Esos libros me incitan a que me mueva, como hacen los personajes de las grandes historias, que se arriesgan a entrar al castillo, superar los miedos y alcanzar sin duda sus anhelos. Desde el librero, más de 200 historias me gritan, me impulsan a que escriba con la punta de los dedos una página más del libro de mi vida. Y entonces con el sudor corriendo por mi cuerpo escribo:
De todos los caminos del destino uno sólo me llevó a tu boca, no sé si llegué a tu corazón o me tope de golpe con tus miedos o simplemente di con el espejo. De todos los caminos que había ese día, decidí el que me llevaba a cruzar la puerta que desataba las historias contenidas en tus labios y fascinada escuché lo que tenías que contarme y me gustó tu voz, tu forma de hablarme, tus guisados, los postres, las margaritas con fruta fresca y una serie de cosas que por absurdo que parezca me resultaron divertidas. Me conquistó tu forma de leerme y de escucharme. Ahora nos enfrentamos con todos los obstáculos de lleno. ¿Serán un muro infranqueable? ¿Será un fantástico monstruo de mil cabezas? Me lamento de antemano del miedo que invade mi cabeza, como antídoto, trato de recordar lo grato de estar entre tus brazos y al borde de tus labios.
De todos los caminos del mundo, uno me llevó hasta tu boca. ¿A dónde iremos la próxima mañana? ¿Estaremos juntos?
Desde el librero más de 200 libros me contemplan y desean que escriba mi propia historia tal y como la he soñado y que luche si fuese necesario con el dragón, que libere el fuego, que saque la espada de la piedra, que cuente las 1001 historias para salvar la vida, que cruce el río, que libre las batallas, que regrese de la muerte, que haga lo que se tenga que hacer por alcanzar mis sueños y todo lo que en mi corazón he escrito con fuego, porque eso es lo que deseo.



*Foto: La Mujer que sueña de Flor Garduño.

lunes, 1 de agosto de 2011

La Abuela

En un instante fugaz
te convertiste en estrella,
como se le dice a los niños
cuando alguien se va para no verle más,
no al menos en este mundo.

Yo quiero pensar que te convertiste en
ángel de tiempo completo.
Entonces, supongo que
ahora tienes conciencia
de todos mis anhelos
mi bonche de miedos
y más peligroso aún,
de mis más profundos
secretos.

Te dije gracias
al oído,
casi en un murmullo,
para evitar que me oyeras
y te sintieras en confianza
para irte en cualquier momento.

Ahora te digo gracias
en mis sueños
y no encuentro un lugar cómodo
en donde pueda dejarte,
entonces te traigo de aquí para allá,
como si estuvieras aún entre nosotros.

Es duro saber que no te veré más,
no al menos en la forma que me gusta,
en la que se puede palpar
con ojos y manos,
mientras se platica de la vida
por horas.

Pero me va quedando claro
que estás,
de esa forma extraña
que cuesta probar.
Lo sé ahora que regresó a mi mano
un libro libre que un día liberé en tus manos,
justo viene a mí
cuando dudaba de que hubiera
alguien del otro lado
que hiciera eco a mi voz
y a mis anhelos.

Gracias Abuela
por tu forma de querer,
gracias por sobrellevar
tantas tristezas desde pequeña
y llegar hasta aquí
para conocerte y disfrutarte.

Gracias por el barniz de uñas
“rojo conflicto”
Gracias por las largas pláticas
y los prácticos consejos.

Ahora que ves todo lo que soy
te pido me abraces
y me ayudes a alcanzar eso que
está escrito con fuego en mi corazón
con la palabra “Deseo”.