miércoles, 31 de octubre de 2012

La ofrenda


La tradición que conserva
Uno sólo conserva lo que conoce y conoce sólo lo que usa. Conocer, es la semilla que hace que germine algo y eche raíces hasta lo profundo de nuestro ser.
Tagetes erecta, es la flor llamada comúnmente cempasúchil, procede de una palabra en náhuatl que significa "veinte flores". Esta especie puede utilizarse como alimento y medicina. Pero su uso ornamental es esencial en las ofrendas para el Día de Muertos en México.
Que sirva esta ofrenda de flores, para guiar a nuestros seres queridos, que se nos adelantaron en el camino. Sea su color llamativo lo que los haga llegar hasta el altar, que en su memoria hemos dispuesto y sepan que siempre han tenido y tendrán un lugar privilegiado en nuestros corazones.
Conservar nuestros recursos naturales para siempre tener ricos frutos y hermosas flores para el altar es una bonita forma de andar por el mundo de los vivos.






Ofrendar el producto del trabajo de nuestras manos


En la ofrenda de muertos, a manera de homenaje se colocan objetos, alimentos y bebidas que daban placer, cuando estaban vivos, a nuestros seres queridos que iniciaron el viaje eterno. Esta tradición ha favorecido el cultivo de especies que pueden ser usadas como ornamentales en las ofrendas o que son elementos básicos para la elaboración de alimentos tradicionales. Siendo esta una forma particular de conservar nuestros recursos naturales. El producto de nuestro trabajo es nuestra mejor ofrenda para que nuestros muertos vengan a deleitarse con la esencia de los ricos alimentos que en su honor hemos preparado. Disfrutemos pues, junto con ellos del pan de muerto, el chocolate, la calabaza en tacha, el mole verde, los tamales de frijol, los tejocotes en dulce, las mandarinas, el atole, el camote, el plátano y lo que en la ofrenda no puede faltar, es el agua y la sal, lo básico para la vida.

domingo, 21 de octubre de 2012

Por si no fuera suficiente




Por si no fuera suficiente con las cosas que ya tengo, cuando fuimos a su casa, cual Sr. Tlacuache pepené hasta los trapos de cocina. Y no sé cuál es el verdadero sentido de acumular cosas por si un día pudieran llegar a servir. Sospecho que el vicio me viene de cuando hacía títeres. Para esta actividad en verdad todo puede llegar a servir. Un hilo dorado puede ser un cabello, una cuenta de una pulsera rota un ojo, un pedazo de tela un vestido, etc. En fin, hace mucho años que no hago un sólo títere y descubrí que tengo más de ocho años guardando unas telas con las que pensaba hacer algo que ya no recuerdo ni qué era. Todo este preámbulo es para explicar que este año, poner la ofrenda de muertos fue una tarea titánica. Tan sólo hacer espacio para iniciar fue un gran logro, pero finalmente se pudo hacer. Ahora de verdad que hice espacio, no sólo en el corazón, si no también espacio en la casa y en mi tiempo para darle un lugar al altar de muertos. Vaya motivación esa de ofrendar a los seres queridos que se nos adelantaron en el camino. Finalmente me movilizó en todos los sentidos.