lunes, 23 de mayo de 2016

Doceavo Aniversario Fuerte y Suavecito

Y llegó el doceavo aniversario y escribir no fue lo del año pasado…
Sucede


Fuerte y Suavecito



Al leer el libro de Hierba Santa recordé aquel día en el que hojeé el libro que me devolviste. Al abrirlo emanaba un aroma delicioso, ese aroma a ti. Y fui recordando todos esos momentos de fuego. Tan sólo de recordar se me pone la piel chinita, siento fuego en la punta de los dedos y una tibia salivación entre los labios. Sonreí con esos pensamientos y vino a mi mente cuando bastaba un roce casi accidental de nuestros dedos chiquitos durante la misa mientras cantabas -cantemos al amor de los amores- haciéndome temblar. Ni nos miramos, no hacía falta y aunque hubiésemos querido no sé podía. 
Recordé el fuego en mi vientre cuando pusiste tu mano en mi cintura mientras bailábamos y la gente nos apretujaba uno contra el otro. Susurraste en mi oído -me encantan tus tacones- y me sentí orgullosa de haber tolerado mis zapatitos de 14 cm. Decidí besarte suavemente en el cuello y me pediste que lo hiciera en la boca. 

Tanto fuego para que al final decidieras casarte  con otra…
En fin, ya será en otra vida en donde saldaremos las cuentas pendientes. O será que ya nos hemos amado en otra reencarnación y por eso parece bastar con cruzarnos de repente para trastocarnos tan sólo por segundos.

A veces…
Cuando dejamos que suceda

Un abrazo fuerte y suavecito

Desde el paraíso terrenal