jueves, 20 de octubre de 2016

Le désir est né  dans le cœur                    
Cuento dedicado a NCR




 Desear es querer algo desde el corazón. Por eso hay que esforzarse, hacerlo frecuentemente y  con la intensidad necesaria para conseguir el objeto del deseo.
Yo me considero una experta del deseo. Creo que el deseo nace en medio del pecho, surge con fuerza, empuja la sangre y nos pone en acción. Todo se puede conseguir si uno persevera lo suficiente. He alcanzado varios deseos y tengo muchos más en el tintero.
Las últimas vacaciones me propuse pasar  la Navidad con mis cinco sobrinos en un crucero de Disney. Hice todo lo necesario para que sucediera. Finalmente pudo ir toda la familia y fue una aventura inolvidable. Este viaje pareció detonar en mi vida una serie de sucesos agradables y divertidos. Regresando  me gané un paquete para las Vegas. Decidí compartirlo con mis amigos y me la pasé increíble. Al volver se desató el éxito en muchos aspectos de mi vida, pero las bendiciones más palpables fueron en lo laboral.  Surgieron proyectos muy interesantes. Uno de esos proyectos me dio la oportunidad de pasar un tiempo en Italia, donde volví a ver a un amigo entrañable. Viajamos juntos conociendo diferentes lugares y de alguna manera esto me sirvió para conocerme más a mi misma. Esta amistad  fue una especie de amor suavecito, y me llenó de energía para continuar mi camino y seguir disfrutando la vida.
Regresando del viaje, tuve otro reencuentro interesante, pero este hizo brincar mi corazón con intensidad. A pesar de que nuestra historia inicial sólo era de amistad, en esta ocasión, había algo distinto.  Mi corazón iba de un ligero movimiento, casi un murmullo, hasta un estremecimiento total con tan solo fijar mi mirada en el profundo de sus ojos, que se deleitaban con mi sonrisa. Había un cierto ambiente de complicidad, algo iba a suceder y sin hablarlo, los dos lo sabíamos. En poco tiempo todo este vaivén se trasformó. Cuando puso su mano sobre la mía, haciendo en una leve, casi imperceptible, caricia, tuve esa certeza que sólo regala el verdadero amor.

Esto tuvo sus consecuencias etéreas, mágicas y logísticas. Así que tuvimos que comprar una prueba de embarazo. Con la prueba en mano reflexioné en cómo mi vida había dado muchas vueltas y justo ahora estaba a punto de transformarse para siempre, probablemente. Cuando estaba por compartirle la importante información me miró a los ojos, acercó su boca a la mía y al borde de mis labios dijo suavecito -!A seguir soñando y realizando nuestros deseos pero ahora juntos!- Sacando un hermoso anillo de compromiso.


Sólo yo supe el resultado de la prueba. Pensé no sé ¿qué? vaya a pasar pero seguro será lo mejor. Ahora confirmo que todos  los deseos  están para cumplirse, algunos simplemente, se toman un tiempo que a veces pareciera de más.


*Imagen de la red

lunes, 23 de mayo de 2016

Doceavo Aniversario Fuerte y Suavecito

Y llegó el doceavo aniversario y escribir no fue lo del año pasado…
Sucede


Fuerte y Suavecito



Al leer el libro de Hierba Santa recordé aquel día en el que hojeé el libro que me devolviste. Al abrirlo emanaba un aroma delicioso, ese aroma a ti. Y fui recordando todos esos momentos de fuego. Tan sólo de recordar se me pone la piel chinita, siento fuego en la punta de los dedos y una tibia salivación entre los labios. Sonreí con esos pensamientos y vino a mi mente cuando bastaba un roce casi accidental de nuestros dedos chiquitos durante la misa mientras cantabas -cantemos al amor de los amores- haciéndome temblar. Ni nos miramos, no hacía falta y aunque hubiésemos querido no sé podía. 
Recordé el fuego en mi vientre cuando pusiste tu mano en mi cintura mientras bailábamos y la gente nos apretujaba uno contra el otro. Susurraste en mi oído -me encantan tus tacones- y me sentí orgullosa de haber tolerado mis zapatitos de 14 cm. Decidí besarte suavemente en el cuello y me pediste que lo hiciera en la boca. 

Tanto fuego para que al final decidieras casarte  con otra…
En fin, ya será en otra vida en donde saldaremos las cuentas pendientes. O será que ya nos hemos amado en otra reencarnación y por eso parece bastar con cruzarnos de repente para trastocarnos tan sólo por segundos.

A veces…
Cuando dejamos que suceda

Un abrazo fuerte y suavecito

Desde el paraíso terrenal