lunes, 30 de marzo de 2009

Cuento 48. Los deseos fresquecitos. Dedicado a UMM


Me hizo muy feliz, que por fin, llegara mi turno!!!!! Ya tenía tiempo, anhelando tener en mis manos, un proyecto así. Desee tanto un trabajo, en el que me sintiera plena, qué cuando me explicaron lo que esperaban de mi, me pareció que estuviésemos en perfecta sintonía. Era casi, casi, como si lo hubieran diseñado para mí y sólo faltaba que llamaran a mi puerta, para yo, abrirle mi corazón y mi alma enterita, para demostrarles todo lo que podía lograr. Así que, cuando llegamos al punto delicado de la remuneración económica y los términos laborales, me quedó claro que estaba por obtener el trabajo ideal. Con este importante cambio en mi vida profesional, me sentí motivada y llena de energía. El panorama se fue transformando y con mi nueva situación, me sentía como niña en juguetería!!!!! Eran tantas las expectativas que tenía de la vida, que para tomar las decisiones importantes, intenté ser concreta y selectiva. Todo me pareció tan maravilloso, que cada vez fui dedicando más tiempo a mi trabajo, estaba ilusionada con la oportunidad de incidir en la realidad en la que vivimos. De verdad, estaba felizmente embebida en este nuevo universo, cuando te conocí. Fue grato descubrir, que disfrutábamos entablar acaloradas discusiones, que siempre proponías terminar con una copita de vino tinto, la cuál nunca nos tomamos por falta de tiempo. Nos resultaba energetizante estar con alguien inteligente, para alegar a gusto. Parecía, que en medio de tanto trabajo, no había tiempo para las cosas ricas, que hacen que valga la pena la vida. Pero, un día, que decidí darme un respirito, me detuve para verte mejor (como el lobo a la caperucita), y me pareció muy divertido descubrir que no distabas de mi profundos deseos. Fue chistosísimo, pelearme constantemente con las ideas acaloradas, que a veces surgían en mi mente. Se me complicaba algo por dentro, y por eso, yo hacía el esfuerzo de borrar esas imágenes de mi cabeza. Pero como tú, sabes hacer maravillas! Jaja! Yo te fui dejando ir y venir, una y otra vez a mi vida. Ahora creo, que hemos abusado un poquito y ya es demasiada la resistencia que oponemos a aceptar que nos queremos. Hoy, hemos decidido tomarnos esa botella de vino tinto, que andábamos paseando. Y para consentirme, he dejado que te acerques, sintiéndome segura de que tengo todo bajo control, mientras jugamos a encarnar, algunos de los deseos que teníamos en el tintero. Creemos que esto, no rebasara el límite de lo casual, pero en nuestras miradas se nota, que nos hemos empezado a enamorar, sin quererlo confesar.
Y nos crece la felicidad, que da, devorar los deseos fresquecitos!!!!

2 comentarios:

marichuy dijo...

Querida

Siempre hay que luchar porque el deseo no envejezca, menos que se apague.

Besos

Cuentos Bajo Pedido ¿Y tu nieve de qué la quieres? dijo...

Si que no se apague Marichuy, que se encienda!!!! Pero ya!!!! jajaja