domingo, 21 de octubre de 2012

Por si no fuera suficiente




Por si no fuera suficiente con las cosas que ya tengo, cuando fuimos a su casa, cual Sr. Tlacuache pepené hasta los trapos de cocina. Y no sé cuál es el verdadero sentido de acumular cosas por si un día pudieran llegar a servir. Sospecho que el vicio me viene de cuando hacía títeres. Para esta actividad en verdad todo puede llegar a servir. Un hilo dorado puede ser un cabello, una cuenta de una pulsera rota un ojo, un pedazo de tela un vestido, etc. En fin, hace mucho años que no hago un sólo títere y descubrí que tengo más de ocho años guardando unas telas con las que pensaba hacer algo que ya no recuerdo ni qué era. Todo este preámbulo es para explicar que este año, poner la ofrenda de muertos fue una tarea titánica. Tan sólo hacer espacio para iniciar fue un gran logro, pero finalmente se pudo hacer. Ahora de verdad que hice espacio, no sólo en el corazón, si no también espacio en la casa y en mi tiempo para darle un lugar al altar de muertos. Vaya motivación esa de ofrendar a los seres queridos que se nos adelantaron en el camino. Finalmente me movilizó en todos los sentidos.


4 comentarios:

Darío dijo...

Una costumbre un poco perdida, pero que nos haría bien recuperar, sin fanatismos. Un abrazo.

marichuy dijo...

Ay, querida

Hasta parecemos parientas. En mi pueblo, el Señor Tlacuache tenía otro nombre pero las mismas costumbres. Yo tengo tanta cháchara. El horror...

Un abrazo

Cuentos Bajo Pedido ¿Y tu nieve de qué la quieres? dijo...

Marichuy
¿Y cuál es ese nombre?

Cuentos Bajo Pedido ¿Y tu nieve de qué la quieres? dijo...

Darío, hay que mantener las costumbres populares, aunque sea significativamente.