miércoles, 2 de julio de 2008

Cuento 14. Particularmente prohibido. Dedicado a E

Hemos sido tantas cosas en distintos momentos de la historia que no sabría explicarte por qué me pareces conocido, no se si es un aire familiar o es tu aroma que me mueve ciertos hilos. En medio de esta confusión me es inevitable imaginar ciertas cosas que no logro concretar en palabras suficientemente claras, como para lograr articular frases que expliquen este desvarío. Sin embargo tu mirada siempre está y he pensado varias veces que en distintos momentos de la vida he visto esos ojos claros devorando el mundo con toque analítico, como si eso fuera un alimento nutritivo. Tal vez te paseas por ahí suponiendo que, si lo deseas, simplemente pasarás inadvertido. Me parece que detrás de estas sensaciones hay una serie de secretos que quisiera descifrar para desenmarañar este revoltijo.
A pesar de que en numerosas ocasiones he intentado preguntarte discretamente si somos amigos o enemigos, tú siempre te has quedado calladito y mirándome con aire divertido. Así que hasta la fecha me siento sin pistas ni motivos suficientes para inclinar la balanza hacia un lado que defina mi destino. De modo que, ahora que encontré esta nota entre tus manos:
-Espero tus besos y abrazos-
Te puedo decir que a estas alturas del partido no tengo claro si somos alguna especie de parientes, íntimos amigos o simples conocidos. Así que te abrazo, mientras veo si dices algo que me permita descifrar si los besos van en las manos, en la frente o en algún sitio particularmente prohibido.

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