martes, 15 de julio de 2008

Cuento sin número y sin madre. Dedicado a PVCC

Mañana llega mi tía con sus tres vikingos y con gusto trataremos de resumirles nuestras vidas para que sientan como si nunca se hubieran ido. Entre muchas preguntas seguro en algún momento me dirá –Chica ¿Qué onda con los galanes?- Y a mi me gustaría poder contarle algunas novedades que le parecieran interesantes. Así que supongo que sonreiré y con esa mirada traviesa que a veces me sale iniciaré una narración impresionante. Con cara de ensoñación le contaré sobre las sorpresas que poco a poco han invadido mi vida. A manera de resumen y obviando muchos de los detalles diré que por razones inexplicables mi corazón un día se olvido de los miedos y se dejó llevar a otros parajes. Tendré que aclarar que esto me generó tanta confusión que por instantes llegué a cuestionarme si este era el hombre que mis ángeles de la guarda prometieron enviarme. Tengo que aceptar que era tan distinto a lo que hubiera podido esperar, que no opuse ninguna resistencia y sin darme cuenta ya estaba involucrada más de lo que mi imaginación pudiera delinear. Es curioso, pero a pesar de las consecuencias no corrí para huir por el tubo de emergencia, no sabría explicarlo pero supongo que había algo en él que me daba tranquilidad. Con la mínima información que tenía, puedo decir que mis dudas nacían de lo que yo suponía que mis tres ángeles me podrían enviar. No se si me explico, pero ese hombre era lo suficientemente serio como para que a mi abuela le pareciera formal, hizo tantas travesuras que sin duda mi bisabuela le sería incondicional y era lo suficientemente atractivo como para que a mi tía le pudiera gustar.
Tenía bastantes cosas interesantes como para que yo me atreviera a probar y por todo esto fue que me hizo dudar. Sin embargo, ahora nunca sabremos de dónde provino esa oleada de pasión, esa mezcla de cariño y dolor. Pues a penas me estaba recuperando de la impresión cuando sin mayor explicación de mis manos se evaporó.
Con todo esto la confusión creció y ahora no sabría distinguir entre verdad y ficción, así que supongo que tal vez fue una extraña ilusión. Quiero pensar que era una probadita de las cosas deliciosas que mis ángeles me piensan enviar, seguro ellas me están cocinando algo ideal.

Algo así me gustaría poder contarle para hacer de la sesión de recuerdos un momento inolvidable, sin embargo por el momento habrá que entusiasmarse con el 1er ejemplar de esta bendita tesis que al fin he logrado acabar.

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