sábado, 18 de abril de 2020

¿Cómo seremos después de esta cuarentena?








Antes, porque lo de la cuarentena será un antes y después en nuestras vidas, saludaba a mis vecinos con un cordial buenos días. No entablaba mayor relación porque nunca tengo tiempo, pero un buenos días no se le niega a nadie. Pero ahora, durante la contingencia he redescubierto a mis vecinos o descubierto, para ser precisos. Uno de mis vecinos, aunque yo tenga miles de bolsas del súper por subir, jamás se ha ofrecido a ayudarme con una sola bolsa. Me molesta un poco, nada le costaría la atención. Una amiga dice que así son los europeos, que no te ayudan en nada, que según para respetar la equidad de género, pero este individuo no es europeo. Este vecino ha ido acumulando varios detallitos que me han ido incomodando progresivamente. Por ejemplo, nunca paga la cuota voluntaria del jardinero, no asiste a las juntas, no cierra la puerta de la entrada con llave y si se funde el foco de la escalera jamás en 40 años lo ha cambiado. Ahora que estoy en casa, descubro que no hace ruido en todo el día, pero en las noches hace un ruido muy extraño, algo como si masajeara las paredes con una lija de agua. El colmo, es que acabo de descubrir que cuando dejo la basura afuera de mi puerta desaparecen la mitad de las monedas que le dejo al señor de la basura. Lo supe, porque ahora que no puedo salir, saco la basura y subo a tender y cuando bajo ya sólo está la mitad de lo que dejé. Así que hoy saqué la basura y pegué las monedas con kola loka a una caja y me quedé a espiar por la mirilla de la puerta. El vecino sacó su basura, acto seguido trató de robar una de mis monedas, como sospecho que ha hecho habitualmente por años. Esto sí que es inaudito! ¿No sé cómo podré saludarlo cuando termine la cuarentena? Tal vez con una sonrisa triunfal.


*Imagen de la red

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