*Imagen de la red
No quería escribir nada sobre esto, ni sobre las cosas incómodas que me
han pasado en la vida. Porque me molesta, de sobre manera, reencontrarme con
mis escritos y azotarme en el piso al releerme. Preguntándome ¿Qué rayos estaba
pasando conmigo? Me gusta releerme y disfrutarme a mí misma. Deleitarme con mis
propias letras y volver a repasar las sensaciones y ¿Por qué no? hasta volverme
a enamorar de ese momento. Acepto, para que todo mundo lo sepa, que he roto un
sinfín de cartas y poemas que he escrito en los desgraciados momentos de mi
vida y también he desechado los más atascados escritos de placer porque siempre,
siempre, siempre terminan por causarme enormes problemas. En fin, deshacerme de
lo que me contamina es una especie de rito de sanitización. Aunque no me he considerado
una obsesiva de la limpieza, todos los que me rodean piensan distinto. Sin
embargo, con el fin de poder mantener una sana relación con mis seres queridos
he ido atendiendo el asunto durante la última década. Después de múltiples
terapias presumo, que a decir de los que me quieren, he logrado significativos
cambios en mi vida durante el 2019. Finalmente puedo dar la mano al saludar sin
sentir asco, dar un abrazo sin concentrarme en el polvito que brinca de las
cabezas, entablar una plática sin poner atención en las diminutas gotas de
saliva que brincan de la boca de mi interlocutor. Sin duda, mi más grande
avance es el poder disfrutar de un húmedo beso y todo lo que conlleva, sin
imaginar los millones de microbios que intercambiamos cada vez que hacemos el
amor. No tengo que explicárselos, pero en el 2020 ninguno de esos logros me da
más placer que el de atesorar entre mis manos una preciosísima botella con el
más poderoso elixir de cloro diluido y la tranquilidad de saber que en mi
bolsillo tengo un reconfortante gel desinfectante. Siempre supe que yo tenía la
razón, todo lo que he hecho simplemente lo he hecho por amor.
4 comentarios:
Qué sabroso leerte! A mi me gusta harto imaginarme la fiesta de microbios!!!
Qué gusto me da volverte a leer. Yo también atesoro mi botecito de gel antbacterial. ��
Un abrazo virtual.
Voy descubriendo la moderación de comentarios, antes me llegaba un mail y ahora veo que tengo que entrar a un pestañita,
Un gusto saber de ti Marichuy.
el gel antibacterial es un buen regalo en estas épocas
Saludos
Ahora no sé por qué tengo que automoderar mis propios comentarios, será una señal en la vida? jajaja
Matispa!!! yo siempre he imaginado la fiesta de microbios, sobre todo en los escusados
Ya escribe algo para el ¿Y el postre?
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