martes, 5 de agosto de 2008

Cuento 18 El cuento al revés

Me lo dijo claramente mi amigo más joven, ni siquiera el más viejo se percató de lo extraño de la situación, fue ese amigo que me conoce hasta los huesos el que me dijo que todo estaba al revés, al menos en esta ocasión. Empecé a reflexionar sobre la situación aunque no tenía ganas de pensar más, pues ya había pasado horas decidiendo si no era una locura esta de volverme a casar. Recordé los gratos momentos que sin querer poco a poco me volvieron a enamorar y me llevaron al limite de proponerle matrimonio a esta sorpresiva mujer. Siendo yo quién soy, teniendo la claridad que suelo tener, juro que un miedo infantil me subía por los pies nada más de imaginar encontrarme en medio de semejante situación. Supuse que de decidirme a formalizar nuestra relación, ella sin duda me obligaría a llevarla al altar. A mí la verdad eso de las bodas por la iglesia me parece irracional. Después de darle mil vueltas a los distintos escenarios que podría enfrentar, me quedó claro que si yo quería a esa mujer en mi vida, no me quedaba más que dar mi bracito a torcer. Ni hablar, pero no iba a ceder sin al menos fingir que sólo me pensaba casar por el civil. Preparé un discurso adecuado y me lancé dispuesto a convencerla de lo que debía suceder.
La invité a cenar, a bailar, la llevé al sitio ideal, la conozco re-bien y sé perfectamente las cosas exactas que debo hacer para conquistar a esa mujer. Llegó el momento esperado y yo ya tenía hasta dos discursos preparados. El primero para decirle: Quiero que seas mi mujer (con palabras románticas porque ella es terriblemente sensible y para eso me valió mi particular forma de ser) y el segundo para abordar el asunto de la iglesia.

Mi propuesta de matrimonio fue aceptada y fui verdaderamente feliz!!!

Quise esperar a que ella abordara el tema álgido, pero pasaban las horas, los besos y todo eso que me encanta y ella no tocaba el tema. La curiosidad me consumía y ella se veía tan segura de si misma, como si no fuéramos a hacer algo que cambiara nuestras vidas para siempre. Me arriesgué a hablar sobre el asunto por ahí de la madrugada con la esperanza de agarrarla medio cansada. Quise iniciar mi larga lista de argumentos, pero ella no me dejó ni empezar bien. Me beso deliciosamente y me sumió en un abrazo profundo para terminar diciéndome de frente y mirándome a los ojos:
–Jamás te pediría algo que sé que no quieres hacer-
Así que sin más lo logré !!! Me sentí triunfador!!!!! Que bueno que conozco bien a esta mujer!!!!!
Pero cuando llegué a casa, mi amigo más joven me dijo: -¿Qué no ves que está todo al revés?- Yo ya no pude dejar de pensar y pensar…….
Así que, a pesar de que nadie me lo pidió ahora estoy organizando mi boda religiosa. La misa será en San Felipe de Jesús porque sé que para ella es un sitio especial por un Félix no se qué y la fiesta en el Palacio de Minería porque a mi me encanta ese lugar!!!!!!
Justo ahora estoy decidiendo la cena y la música, tarea en la que me pienso esmerar, porque quiero que se distinga nuestro toque personal.

Ahora si, ya no tengo solución,
es verdad que está todo al revés ……..

1 comentario:

Anónimo dijo...

En efecto todo salió al revés y ahora miro como un espectador, mientras hilo como contruyo mi propia vida.