Ella me explicaba minuciosamente el origen y magnitud de su tristeza. Yo no tengo idea de una sola palabra de lo que me dijo. Para mí sólo existía su boca, sus labios carnosos, ligeramente rojos. Yo sólo quería besarla y devorarme de una vez por todas su tristeza junto con la larga explicación, que como ya dije, ni si quiera estaba escuchando.
Supongo que mi mirada fue tan evidente que en un momento ella simplemente me besó. No imagino como esa mujer de labios deliciosos, en un acto acróbata, me cruzo su pierna encima, esquivando todos los arreglos florales y se me encaramó. Me devoró en un abrazo profundo , lleno de besos y caricias atrevidas, que como ya dije, era justo lo que yo estaba deseando. Estábamos en perfecta sincronía!!!
De repente me asalto la idea, de que no quería, que lo nuestro empezara el mismo día en el que ella se encontraba invadida por una tristeza extraordinaria. Así que, juntando todas mis fuerzas hice un alto en seco, la detuve con ambas manos y le expuse brevemente lo inoportuno del momento.
Ella con la respiración entrecortada, aún con lagrimones corriendo por sus mejillas y los ojos hinchados, me miró absorta. Volvió a la silla, desde la que había volado y como ella sí había escuchado su propia explicación sobre la magnitud de su tristeza, le pareció una decisión sensata. Se hizo un silencio entre nosotros y ella continuó llorando entre mis brazos, llenando mi camisa de rimel y mocos.
Hasta la fecha no me puedo explicar de dónde RAYOS saqué fuerzas para detener ese momento, cuando ni siquiera la había escuchado. Sin embargo, ese acto heroico, me valió para que esa mujer de labios carnosos quedara enamorada de mi, porque cree que soy un hombre maravilloso.
Justo ahora, me está explicando algo en lo que no logro concentrarme, pues para mi sólo existen sus labios deliciosos. Así que, tengo la esperanza de que de un momento a otro, con esa panza de 8 meses ½ repita el acto acróbata que un día en un acto heroico tuve la osadía de frenar.
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