Soñé con mi boda, esta es la primera vez que aparece el rostro del hombre elegido, me parece curioso. Un hombre que es cómplice en mis deseos y anhelos. Ambos nos sentimos a gusto, haciendo locuras, divertidos al reconocer magia en nuestras miradas. La boda religiosa es como la que vimos un día mi abuela, mi mamá y yo, en el convento de Sto. Domingo en Oaxaca. Al salir, cañitas para el mezcal, farolas de papel de china y mojigangas. Nuestras familias, están disfrutando, complacidos, a gusto. Mi vestido, es tipo halter, sin espalda, con mi cabello entre suelto y sensual. Uso el velo de mi 1era comunión, él que me trajeron mis abuelos desde España. Es sencillo y elegante, se ve hermoso, como si lo hubiéramos comprado para esta ocasión. Tal vez sin saberlo, cuando se lo pedí a mi abuela, a mis 7 años, para mi 1era comunión, era para que me regalara algo en vida para mi boda.
En mi sueño, me veo esplendorosa, feliz, hermosa y de acuerdo conmigo misma. El novio, se ve guapísimo y contento, viene con una guayabera de lino crudo que va perfecto con su dorado tono de piel. Lo veo feliz, con todo el merequetengue de la boda, con la certeza de que todo marchará bien, como siempre. La fiesta comienza, se reparten deliciosos platillos mexicanos. El salón de fiestas, tiene una vista hermosa y vemos como llega el atardecer en el horizonte, marcándonos la hora de empezar a bailar. Así que, pasamos a la pista sonriendo, alegres de ser cómplices en esta nueva travesura. La fiesta transcurre en un alegre alboroto, que nosotros aprovechamos para, entre besos y caricias, escaparnos para llegar a la puerta de nuestra habitación, en donde nos comemos uno al otro, con todo el riesgo de ser descubiertos, invadidos por una angusti a, grata, que conocemos y que no podemos resistir……
En mi sueño, me veo esplendorosa, feliz, hermosa y de acuerdo conmigo misma. El novio, se ve guapísimo y contento, viene con una guayabera de lino crudo que va perfecto con su dorado tono de piel. Lo veo feliz, con todo el merequetengue de la boda, con la certeza de que todo marchará bien, como siempre. La fiesta comienza, se reparten deliciosos platillos mexicanos. El salón de fiestas, tiene una vista hermosa y vemos como llega el atardecer en el horizonte, marcándonos la hora de empezar a bailar. Así que, pasamos a la pista sonriendo, alegres de ser cómplices en esta nueva travesura. La fiesta transcurre en un alegre alboroto, que nosotros aprovechamos para, entre besos y caricias, escaparnos para llegar a la puerta de nuestra habitación, en donde nos comemos uno al otro, con todo el riesgo de ser descubiertos, invadidos por una angusti a, grata, que conocemos y que no podemos resistir……
2 comentarios:
Las bodas al estilo oaxaqueño, son únicas. Un sueño feliz, aunque hay quienes dicen que es de mala suerte soñar con su propia boda.
Abrazos
Querida Marichuy
Pero si uno sueña con el 1er día de clases, con la proximidad de las vacaciones, con los regalos de navidad, cómo se podrá hacer para no soñar con la boda???
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