Me insistió tanto, en que quería saber la verdad, que, obvio, le tuve que decir cómo fue que sucedieron las cosas en realidad. Así que, le confesé, que él había llegado a mi vida porque yo, así lo había deseado. No me lo quería creer, él piensa que somos dueños de nuestro destino y no existe nada divino detrás. Desde el día que lo ví, me pareció terriblemente atractivo, tenía un sex appeal irresistible y supe que, si me proponía algo atrevido, era un hecho que no me podría resistir. Después de varias miraditas, me hizo plática, y yo, estaba realmente divertida escuchándolo. Al final del día, me pidió que nos viéramos de nuevo, ya en plan de cita. No quise dar mi bracito a torcer tan fácil y mirándolo a los ojos le dije, que saldría con él y haría lo que él me propusiera, por muy atrevido que eso fuera, si el destino nos reunía otra vez. Cómo yo era una alta ejecutiva en una empresa trasnacional, me encontraba viajando constantemente por todo el mundo, así que me sentía lo suficientemente lúdica, como para jugar. Con tanto viaje, tenía la oportunidad de conocer muchos hombres interesantes de donde poder elegir una pareja, en el momento en que la quisiera conseguir. Después de este evento, tuve algunas historias de amor, que me han permitido ser, la grandiosa mujer que ahora soy. Aprendí a disfrutar de la aventura, del gozo, de la sorpresa y todas esas cosas ricas, que acompañan el amor. Sin embargo, acepto, que a pesar del tiempo, no podía olvidar la grata sensación, que me producía el recuerdo, de aquel hombre en particular. Así que, con el pensamiento lo empecé a invocar, deseando con toda mi alma que volviera a mi vida. Pero en lugar de que él apareciera, muchos otros hombres extraordinarios empezaron a llegar. Un día, tuve que asistir, por asuntos laborales, a un crucero, en el que después de la cena, hubo un show con un mago, quien prometía cumplir el deseo de un voluntario. Así que, yo fui la afortunada a quien el mago, vendó los ojos. Me pidió que describiera mi petición con lujo de detalles, prometiendo que al terminar, mi deseo se materializaría. Empecé diciendo, quiero un hombre guapo, simpático, con quien pueda hacer una buena pareja, para tener dos hijos, un niño y una niña……..etc, etc, etc. El mago, quedó sorprendido con mi gran capacidad para pedir y me preguntó, que si con eso era suficiente o necesitaba más. Yo le contesté, que yo siempre quería más y me boté de la risa. Entonces me dijo, indica, un punto en el salón y di con todas tus fuerzas – Ven! Deseo a Mi!- Y así lo hice y al quitarme la venda de los ojos, descubrí que él que venía hacía mí, era ese hombre, que tanto había pensado, él que nunca pude olvidar. Llego hasta mi y con una sonrisa de oreja a oreja, me dijo, estoy aquí para hacerte una propuesta atrevida, que un día me prometiste cumplir……
Él, claro, tiene otra versión de nuestra historia, pero la mía, me resulta genial.