Caminando por las parcelas de restauración, en medio de la selva sin follaje, bajo el sol sofocante y el polvo que amenazaba con causarme alergia, un poco cansada ya, debía buscar una línea imaginaria entre los árboles, así que la mirada debía estar fija en el piso. Algo fuera del conjunto de cosas comunes en las parcelas llamó mi atención: encontré un papelito enrollado, atado a un hilito, y éste a su vez, amarrado a un globo desinflado. Iso facto, pensé ¿Será un deseo? Me invadió la curiosidad de saber su contenido. Con cuidado desenrollé el papelito para descubrir que era una especie de certificado de nacimiento de un lado de la hoja, y del otro unos garabatos asoleados, con una letra legible en la esquina que decía “Valeria”. ¿Será un deseo de esos que se lanzan al aire con la carta para los Reyes Magos?, ¿O tal vez tenía que ver con el certificado de nacimiento, con algo más trascendental, una petición, una oración?, ¿Serán los garabatos de una niña?, ¿Cuánto tiempo tendrá este papelito viajando? Una serie de preguntas me asaltaron y una ola de suposiciones me llegaron y me divertí con la velocidad de mis pensamientos. Vinieron a mi mente algunos recuerdos de personas que han tenido los deseos de otros en sus manos. Recordé a la que escribe cuentos con deseos explícitos para que se hagan realidad y justo esta semana me enteré, de alguien que parece que conecta corazones que errados perdieron el camino. Entonces me pregunté, ¿Por qué habrá llegado este deseo hasta mis manos? ¿Será pura casualidad? ¿Jugaré un papel importante en su destino? Y en medio de la selva, con su deseo entre mis manos, me concentré para que de todo corazón se cumpliera lo que sea que dijeran los garabatos de Valeria!!!! Doblé con cuidado el papel y lo metí en la bolsa del pantalón, esperando que, el destino o la fuerza que lo impulsa ponga en buenas manos mis deseos, y cumplan su misión indispensable para que a más tardar este 25 de marzo vea con claridad mis deseos materializados y pueda festejar con todo, mi cumpleaños!