¡Estoy lista!
¡Estoy lista! Me dije
al espejo esa mañana y entré a la cancha con la idea en mente de que yo ya sé,
o sabía, cómo se juega este juego. Tengo el recuerdo de que era divertido, energizante,
placentero y si bien no era sencillo tampoco era tan complicado. Imaginé
que las reglas, no escritas, por cierto, eran más o menos claras y posiblemente
seguirían siendo las mismas. Según mi experiencia, creí que dichas reglas
implícitas, podrían ser mejoradas y adaptadas según mi afinado criterio moldeado
a base de experiencias vividas de manera intensa en mi vida.
¡Estoy lista! Me dije,
ajustándome la cintura de mi uniforme imaginario, poniendo mi mano en el pecho,
mi cabeza en alto y mis experiencias de respaldo. Me sentí poderosa y vigorosa.
Con el mantra en mi cabeza, -¡¡¡Yo sé cómo se juega este juego!!!! Finalmente, llegué
a la cancha. Casi se podía ver mi cabello ondulando con el viento,
salían rayos luminosos de mi espalda y se percibían alas en mis pies.
Todo estaba listo y cuando
di mi primer paso dentro de la cancha, el balón a toda velocidad se estampó de
lleno en medio de mi cara. No quise ponerme a chillar, pero el dolor era intenso.
Recordé que ya había vivido algo parecido y el dolor es momentáneo, te
descancha, pero una vez recuperado puedes seguir jugando, medio zumbado tal vez, pero se puede seguir. Así
que, me armé de valor y seguí adelante, logré jugar escasos minutos cuando un
nuevo balonazo me dio en medio del vientre, dejándome sin aire absolutamente.
En ese momento reflexioné y concluí que tal vez no sabía jugar este juego, tal
vez di por hecho que
por ver un balón ya conocía el juego.
Así que, aunque una
parte de mi decía –¡¡¡No te rajes!!! ¡Levántate! ¿¿¿No que estás lista??? Otra parte de mi hizo que agarrara mis chivas y abandonara el juego con la idea de reflexionar en
calma en otro lugar sobre lo que había sucedido. ¿Habré entrado con demasiado
entusiasmo y poco colmillo? En fin, ya en privado pude ponerme a chillar, a
sobarme sin pena, pensar sobre qué fue los que pasó y reflexionar sobre cómo puedo
integrarme de una manera distinta la próxima vez. Qué tal si preguntando desde
el principio, ¿A qué vamos a jugar?