martes, 16 de agosto de 2022

¡Estoy lista!

 


¡Estoy lista!

 

¡Estoy lista! Me dije al espejo esa mañana y entré a la cancha con la idea en mente de que yo ya sé, o sabía, cómo se juega este juego. Tengo el recuerdo de que era divertido, energizante, placentero y si bien no era sencillo tampoco era tan complicado. Imaginé que las reglas, no escritas, por cierto, eran más o menos claras y posiblemente seguirían siendo las mismas. Según mi experiencia, creí que dichas reglas implícitas, podrían ser mejoradas y adaptadas según mi afinado criterio moldeado a base de experiencias vividas de manera intensa en mi vida.

¡Estoy lista! Me dije, ajustándome la cintura de mi uniforme imaginario, poniendo mi mano en el pecho, mi cabeza en alto y mis experiencias de respaldo. Me sentí poderosa y vigorosa. Con el mantra en mi cabeza, -¡¡¡Yo sé cómo se juega este juego!!!! Finalmente, llegué a la cancha. Casi se podía ver mi cabello ondulando con el viento, salían rayos luminosos de mi espalda y se percibían alas en mis pies.

Todo estaba listo y cuando di mi primer paso dentro de la cancha, el balón a toda velocidad se estampó de lleno en medio de mi cara. No quise ponerme a chillar, pero el dolor era intenso. Recordé que ya había vivido algo parecido y el dolor es momentáneo, te descancha, pero una vez recuperado puedes seguir jugando, medio  zumbado tal vez, pero se puede seguir. Así que, me armé de valor y seguí adelante, logré jugar escasos minutos cuando un nuevo balonazo me dio en medio del vientre, dejándome sin aire absolutamente. En ese momento reflexioné y concluí que tal vez no sabía jugar este juego, tal vez di por hecho que por ver un balón ya conocía el juego.  

Así que, aunque una parte de mi decía –¡¡¡No te rajes!!! ¡Levántate! ¿¿¿No que estás lista??? Otra parte de mi hizo que agarrara mis chivas y abandonara el juego con la idea de reflexionar en calma en otro lugar sobre lo que había sucedido. ¿Habré entrado con demasiado entusiasmo y poco colmillo? En fin, ya en privado pude ponerme a chillar, a sobarme sin pena, pensar sobre qué fue los que pasó y reflexionar sobre cómo puedo integrarme de una manera distinta la próxima vez. Qué tal si preguntando desde el principio, ¿A qué vamos a jugar? Sería un buen inicio, podría decidir si quiero jugar o no antes si quiera de empezar.




domingo, 22 de mayo de 2022

XVIII Aniversario Las buenas ideas

 




La idea de escribir en el blog inició en un aniversario de Emilio Carballido, en donde pasaron cosas sorprendentes!! Quien quiera saber o recordar, puede ir a los primeros escritos del blog.

Este 22 de mayo cumplimos XVIII  añitos del blog de Cuentos Bajo Pedido.

 

Las buenas ideas

De alguna manera, supongo, susurraste algo en mi oído o pusiste ideas en mi mente y heme aquí, cumpliendo XVIII años escribiendo en este espacio…..

Ha sido una buena idea

Así puedo releerme de vez en cuando y disfrutarme.

Así puedes releerme de vez en cuando y recordarme.

Así puedes conocerme por primera vez y deleitarte

 Las buenas ideas, a veces, llegan entre sueños, como si fueran obra de nuestra propia inventiva. A veces, ves pasar las buenas ideas en las vidas de las otras personas y te gustan como se ven en ellas y las tomas. Te las apropias.

Mi tío Bando Carballido era médico, de muy chica lo vi leer chistes de una libretita, para que llegada la ocasión pudiera sacar la libretita de chistes y poder amenizar cualquier reunión. Me pareció una excelente idea. Me la apropié y por un largo tiempo yo hice lo mismo. Diseñé una lista de chistes, en un papel pequeño que pudiera fácilmente meter en mi cartera. No anoté los chistes completos, solo palabras clave. Me fue útil mucho tiempo. Luego un día olvidé dónde guardé mi acordeón de chistes.  Es una fortuna haber encontrado mi papelito justo ahora. Malheureusement! la letra es tan pequeña que ya no lo puedo leer ni con lentes, lo curioso es que de sólo ver la lista me da risa, porque aunque ya olvidé con detalle lo que contiene, tengo clara las sensación que me generaba esta pícara listita. Así como pasa con otras cosas y personas, que ya no te acuerdas con exactitud la genialidad de la buena idea que tuvimos en su momento, pero la sensación producida queda vívidamente intacta…

Felicidades mutuas!!!

Por los XVIII años de compartir en estos blogs!!!

De Cuentos bajo pedido,

Respira poemas

¿Y el postre?

            Crónicas bajo pedido

sábado, 21 de mayo de 2022

Antes de que se acabe el tiempo

 


Pintura: Le cirque du soleil 2022, Autora: Valentina Luz CC ,Técnica: pastel seco sobre papel


¿Pero cuándo se acaba el tiempo? Reconozco que después de saber que falleció un amigo incluso menor que yo quedé en estado zombi. La verdad es que uno hace planes o no los hace, como si tuviera mucho tiempo. Como si cuando llegara el momento uno pudiera saber al menos con un poco de antelación que el tiempo terminó. Aunque hay gente que lo sabe. Mi amigo de 99 años me habló 15 días antes de su partida y me dijo -hablo para despedirme y decirte que te quiero mucho-. ¿Qué se dice? ¿Qué se hace? Nunca he estado preparada ni para mi partida ni para la de mis seres queridos.

En fin, mañana Cuentos Bajo Pedido cumple XVIII años y antes de que se terminen los XVII quiero decir que este año he visto cosas asombrosas en lo positivo pero también, desgraciadamente, en lo negativo, muchas injusticias. Esas experiencias han dejado mi corazón y mi cabeza dando vueltas y vueltas. ¿Qué se hace?, ¿Cómo hace uno para defenderse? ¿O para defender a los demás? Ahora de adulto ya no es tan sencillo como cuando éramos niños -¡Devuélvele los carritos a mi amigo o te pego!-. Recuerdo que un maestro decía -somos más los buenos, por eso persistimos-.  Pero me queda claro esos buenos debemos hacer algo con lo que pasa frente a nuestros ojos azorados, activarnos para que las cosas sean diferentes, no esperarnos a que seamos nosotros los que sufrimos la injusticia frente a los buenos sorprendidos pero inmóviles, como si fueran sólo espectadores de un circo.  Eso ha pasado durante este año de los XVII, he estado en una actitud de observación, un poco a la expectativa con la pandemia, que finalmente me tocó en el 2022, con una sensación de que el que se zangolotee mucho le toca, así que más quieta de lo habitual.

Antes de que se termine el tiempo y mañana se cumpla otro año, para poder decirme, algo escribí, no se fue el año en blanco, escribo esto. Y aprovechar para decir, ya saben, todo eso que uno siente pero que no dice por múltiples razones:

Que los quiero

               Que te quiero

                           Porque nuestros caminos se cruzaron

                                       Y fue inevitable mirarnos

                                                  Y hacernos cómplices en esto