domingo, 20 de junio de 2021

Décimo séptimo Aniversario de Cuentos Bajo Pedido

 

*imagen orginal de VLCC 2021

El 22 de mayo fue el decimoséptimo  aniversario de Cuentos Bajo Pedido.

Alguien siempre me recuerda sobre el aniversario, muchas gracias! Como saben esta idea de escribir inició en un aniversario de Emilio Carballido y quien quiera saber un poco más, puede ir a los primeros escritos del blog. Sobre el aniversario, si quería escribir, sólo que se me hizo bolas el corazón por esas fechas. Uno de ustedes me compartió que su momento de partir estaba próximo a llegar y no pude escribir. Tenía los sentimientos y las ideas revueltas como baraja suelta. Sé que cada etapa de la vida es importante, incluso ese momento en el que uno se va. Normalmente no sabemos cuándo será ni cómo. Pero cuando se tiene cáncer terminal sabes que falta poco. No sé cómo se toman esas noticias, no sé si eso permite despedirse, poner las cosas en orden. No sé si estamos conscientes que cada día sería bueno estar en paz. No lo sé, pero el día en el que los seres queridos se van siempre lloro. Aunque tengo la certeza de que estarán tranquilos, que estarán bien, que descansarán en paz después de los dolores que a veces conlleva la partida. Siempre lloro. Tal vez lloro por mí, porque no los veré más, porque los extrañaré, porque en la mayoría de los casos siento que aún no era su momento de partir.

Cuando recibí la noticia de este amigo, pensé en las muchas veces que he recibido unas últimas palabras:

-Es importante que hagas un doctorado- Tal vez fueron mis primeras últimas palabras.

-Tráeme un labial-

-Ahorra todo lo que puedas-

-Hablo para despedirme, te quiero mucho-

-Pide por mi porque me estoy muriendo-

-No creo que llegue al fin de la pandemia, estoy muy cansado-

-Me encontraron un tumor y resulta que tengo metástasis-

 

Nunca he sabido qué hacer, no sé cómo se reciben, qué se hace con ellas, qué significan, pero las atesoro. Siempre me desordenan, mi cuaderno interno se transforma en hojas sueltas que se vuelan con el viento inexistente. Yo deseo en lo más profundo de mi ser, que todos estén en paz, deseo que los que nos quedamos sigamos disfrutando de la vida. Y que cuando llegue el momento podamos tomarlo con calma y dejemos la calma posible a  nuestra partida.


Gracias por estos 17 años de compartir escritos y experiencias. Para mi ha sido vital, ha sido aire para respirar y un espacio para verter lo que siento y lo que a veces no puedo manejar más que escribiendolo, sabiendo que ustedes me leen.

Con mucho cariño, ofrezco un homenaje a todos los seres queridos que se adelantaron en el camino. Sobre todo, a los que se fueron en estos años de pandemia.

 

Felicidades mutuas!!!

Por los XVII años de compartir en estos blogs!!!

De Cuentos bajo pedido,

Respira poemas

¿Y el postre?

            Crónicas bajo pedido

lunes, 8 de marzo de 2021

Escribir

 


Antes tenía la certeza de que escribir era importante, sobre los eventos trascendentales, los muertos, los cumpleaños de los vivos, los eventos festivos, las cosas cotidianas que transforman la vida. Luego entre la tesis que aplastó mucho en mí ser creativo y me abrió otras puertas, más las piedras en el camino, mi ser escritor se siente debilucho, entretenido, distraído. Y cuando he logrado escribir algo, intentas rematarme con frases como “está bien que escribas pero deberías de escribir sobre las cosas importantes”. Y cómo esa frase, tengo una larga colección de frases, dignas de anotar en un separador como “Aquí no está pasando nada”, “No todo en la vida tiene que ver contigo”, “Lo que haces es resultado sólo de la inercia”, “Los logros los debes de obtener tú sola si no, no cuentan”, etc. Han sido frases que si las dejara mellar en mi ser podrían hacer un hoyo profundo, un surco tan hondo que sería imposible aprovechar para sembrar dentro de él. Un hoyo tan grande, no sirve para hacer crecer algo si no para crear profundos agujeros por donde se va todo, como se va el agua de la tina cuando quitas el tapón. En fin, a veces no sé qué escribir, a veces me fastidia leerme a misma. A veces, me releo y redescubro lo maravillosa que soy y decido con mayor facilidad desechar todas esas frases sorpresivas y esquivarlas como balas, reírme o intentar reírme de ellas mientras intentan rosar mi pecho, pasar rosando mis orejas y evitar que impacten mis labios o mis manos, que hablan y escriben sin parar, sea o no sea trascendental para mí o para los demás.

martes, 12 de enero de 2021

Yo vs Santa Claus

 


Para dar un poco de contexto, a mí nunca me trajo Santa Claus, por eso dejarle una cartita nunca me generó ilusión. Este año, por alguna extraña razón pandémica, establecí una absurda competencia con el mentado panzón. Así que en cuanto mi hija puso su cartita, yo fui a husmear qué había pedido y lo fui a comprar, yo quería el crédito al mejor regalo! Pero a los pocos días, mi hija cambió la carta y puso otras peticiones. Y yo fui y lo compré porque quería si no todo el crédito si el del mejor regalo. Bueno y digo fui por decir, porque ahora todo se pide por internet. Para no hacer el cuento largo, la carta a Santa Claus fue cambiada a lo largo de diciembre unas cuatro veces. Para la Navidad yo ya había comprado un número considerable de regalos, con distintas fechas de entrega, algunas con riesgo de llegar después de la fecha deseada. Lo único que yo quería era dar el mejor regalo, sobre todo después de un año tan complicado. Así que llegó el 24 y 25 de Diciembre y al pobre Santa Claus no le quedó más remedio que entregar el regalo más pinche (el más sencillo). Yo saldría triunfante de la contienda Navideña dando el mejor regalo. Para mi sorpresa, a pesar de que yo había atendido en un 80% la lista de peticiones Navideñas, lo que mi hija quería era que Santa Claus le trajera el mejor regalo, no yo. No lo podía creer!!!!!! Desde mi punto de vista, poniendo todo en una balanza ella tenía en su mayoría lo que había pedido!!! Pero yo no había sopesado, a tiempo, el peso específico que tiene la ilusión. Con los Santos Reyes, jamás me hubiera pasado esto.