Y bueno, a veces uno transita por al vida, sacudiéndose los
retos sin detenerse a pensar la batalla que acaba uno de librar. Es hasta que
los seres queridos te apapachan o te aplauden que logras identificar la
magnitud del momento por el que intentabas transitar. Así que cuando me dijo,
“Tu paraíso terrenal de ninguna manera está en juego” pude aquilatar los
estirones que en muchos ámbitos de mi vida vengo atravesando en los últimos
tiempos. Con razón, he sentido mi cuerpo sobre estirado, mi corazón sobre
girado, mi intelecto sobre expuesto. Algo viene importante en mi vida después
de todo esto. Este extraño y duro entrenamiento ha de ser la preparación para
algo importante que está sucediendo. Me gusta eso de que -el Paraíso Personal no
está en riesgo-, me llena de felicidades y todo este ajetreo ha de ser sólo
detalles del proceso. Pues si, hay que
aceptar que uno es quejumbroso, protestón, contestón, exigente. Pero reflexionando,
todo esto ha hecho que este momento de mi vida sea muy especial y qué mejor que
haberlo caminado así, en medio de la tormenta, porque acepto que me gusta
sentir la lluvia, el viento, el amanecer y todas esas cosas que percibe mi
cuerpo cuando voy escribiendo mi propia historia. Qué mejor que haya sido así,
idilio, fuego y un poquito de tormento, con el peculiar sabor que de deja un
poco de fuego en la punta de la lengua. Lo que venga, estoy preparada, muchas
de estas cosas ya las he imaginado, seguro serán mucho mejor. Porque la
realidad tienen su toque especial y deja ese peculiar sabor en los labios, que
hace que saboreemos el momento, como gato lamiéndose los bigotes frente al
bocado de sus sueños.
Entonces, empecé a recibir peticiones para hacer cuentos basados en deseos explícitos. ¿Será el poder de la palabra, nuestros deseos que se escapan, los sueños decididos a existir o la energía contenida en nuestros corazones, lo que hace que brinquen nuestros anhelos a la vida cotidiana? Misterio……. ¿Qué harías si....
jueves, 28 de junio de 2012
domingo, 17 de junio de 2012
Día del Padre
¿Qué dan los padres a los hijos?
Ese juego rudo, ese cariño diferente que siempre sorprende.
Y sí, en medio de esa rudeza mi Papá ha estado con un ojo al gato y otro al
garabato. De los primeros recuerdos que tengo con él está cuando yo no podía
entrar al mar hasta que él llegara de trabajar. A pesar de que a mis escasos 6
años ya sabía nadar, mi Mamá no confiaba
en que yo me podía meter al mar sola ni porque me ponía mis flotadores. Era
imperativo esperar a mi Papá. Así que además del gusto de verlo llegar, se
añadía el gusto de poder entrar al mar a esquivar las olas, que me resultaban
gigantes, pero de su mano no me daban miedo. Y bueno muchas cosas buenas podría contar de
mi Papá pues he tenido la fortuna de
disfrutar años en su compañía. Pero tal vez un signo que podría tener en mente
sobre la relación que llevamos es un enorme bol de palomitas con Polvos
mágicos.
Felicidades a todos los Papás y Papacitos!!!
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