sábado, 25 de julio de 2009

Cuento 56 Mi deseo me sorprende. Dedicado a ORP


Mi deseo me sorprende, te sorprendería a ti también si pudieras verlo desde donde yo lo veo. Quise que fueras mi esposa y de repente lo logramos, estamos aquí juntos, amándonos y planeando el futuro en nuestra nueva casa.
Ahora deseo con todas mis fuerzas que podamos arreglar nuestros pendientes para que yo entre al posgrado y tú puedas caminar, bailar, correr o simplemente hacer lo que desees. Porque en todos estos años, que hemos estado juntos, has sido mi amiga, mi confidente, mi cómplice y ahora mi mujer.
Quiero que siempre sepas que deseo una vida contigo, tener los 3 hijos que dijimos, bueno que dije, y envejecer plácidamente, que siempre tengamos el trabajo que necesitamos para vivir bien como te gusta.
Y todo eso, yo lo pensé cuando elegí el anillo de compromiso y planeé entregártelo, en medio de un concierto. Así que no tengo más que sorprenderme como deseo cuando te deseo, pues todo eso que pienso se convierte en magia entre mis manos cuando te tengo. No te sorprenda sentir cosquillitas, pues a veces mientras duermes y estás acurrucada con tu oso, sin que sepas, deseo que tengas todo lo que quieres, todo lo que necesitas y sello mis anhelos sobre tu piel con un beso. La sensación de amor, me deja lleno de esperanza y certero de que sólo es cosa de paciencia y perseverancia para ver como los deseo se transforman en una realidad en nuestra vida cotidiana. Tu créeme, todo lo que he deseado está sucediendo y si supieras con detalle todos mis deseos, uf, enloquecerías de alegría entre mis brazos, ja.



*Imagen: blog Trascender hacia el padre

lunes, 6 de julio de 2009

Cuento 55. Dedicado a JFLA, Mi novio del Kinder, a sus 34 años, ahora casi 35

Haciendo gala de mi altura, mi fuerza y el factor sorpresa, gran parte de mi infancia defendí a mis amigos del abuso de otros compañeritos. Desde el Kinder fui una niña muy romántica y cuando entré a pre primaria ya había niños en mi corazón. Uno de ellos, fue mi novio en ese año y recuerdo que nuestro amor consistía en que yo lo defendía, recuperando los carritos que otros niños más grandes le quitaban y él, a veces, jugaba a las “Traes” conmigo en el recreo. Con él siempre me divertía, pues estar con las niñas era sumamente aburrido, como en mi casa no me dejaban ver las novelas, no tenía nada de que platicar con ellas. No sé cuánto duró nuestra relación, pero recuerdo perfectamente como terminó. Fue el día de la kermés, había un registro civil y a mi se me hizo que si éramos novios lo más lógico era que nos casáramos, lo tomé de la mano, le dije que me quería casar y lo llevé a la fila del registro. Cuando sólo faltaba una pareja para que nos tocara, él salió corriendo y el resto del día me la pasé correteándolo. En mi pensamiento lógico, infantil, concluí, sin llorar, que no quería un novio así y que nuestra relación había llegado a su fin. Sin embargo, en los años subsecuentes él seguía buscándome para que recupera sus carritos y como yo no tenía nada mejor que hacer en el recreo, iba y amenazaba a los chavitos –Si no me devuelves los carritos te pego- . Con una idea de justicia, una vez le había pegado al hermano mayor de un compañero de mi hermano, que con frecuencia lo metía en líos. Así que le dije que cada vez que su hermanito molestara al mío yo le pegaría a él, pues ni modo de ir a pegarle a alguien más chiquito. Entonces con ese golpe que di, no hizo falta pegarle a nadie más, todo mundo sabía de lo que era capaz y los carritos estaban en mi mano sin chistar.
Fue en el tercer año en el que mi novio del Kinder hizo algo trascendental por mí. Yo le caía fatal a la Maestra Armida por lo que se la pasaba regañándome y exponiéndome al bajar mi calificación en conducta en un corcho que colocó al lado izquierdo del pizarrón, en el que aparecían nuestros nombres y números del cero al diez. Si para el viernes teníamos una calificación reprobatoria nos enviaba a casa un reporte arruinando nuestro fin de semana. Yo por su puesto, siempre tenía la tachuelita en números rojos, pues siempre he sido muy platiconsita. Así que mis días en 3er grado pintaban para ser los más horrorosos. Pero cuando la Maestra salía del salón, mi novio del Kinder, que estaba sentado en la primera fila, corría a subir mi tachuela unos cuantos puntos. En el recreo yo le decía, ¿Por qué no me pusiste diez? Y él me contestaba que la maestra se daría cuenta y que con seis que me pusiera ya no me enviarían un reporte a casa. Y así fue como libré el tercer año y en mi lógica infantil supuse que eso era el amor.




Mí muy querido J:


Es curioso que toque subir al blog tu cuento, a casi un año de que lo escribí. Dicen que no existen las casualidades y henos aquí, de nuevo, enrolados en una historia de amor…

A casi un mes de tu cumple, motivo original de este escrito, sabe que te deseo lo mejor siempre, que tu vida esté llena de bendiciones y que seas muy feliz y gozoso de tener la oportunidad de vivir con alegría cada momento.

Yo mera, que te quiero.


Marzo 2010

Estimado JFLA:

Gracias por todo lo vivido, ha sido muy importante para ser la persona que ahora soy. Deseo Felicidad y bendiciones para los dos, en todo lugar al que decidamos llevar nuestras vidas y nos vemos cuando seamos muy pero muy viejitos y platiquemos de la vida con plenitud y gozo. Y podamos decir, todo ha valido la pena, si pues!!!