miércoles, 7 de octubre de 2009

Elixir de mi corazón


Tenía semanas planeando como me iría de su vida, ensayando la frase que encabezaría mi huída triunfal. Las cosas se me habían complicado por dentro y ya no tenía la certeza de lo que quería. Un ruido inmenso me crecía en la cabeza y no podía dejar de pensar en cómo se decide uno a quedarse o a marcharse. Si hay que irse después de una plática triste y dolorosa o era mejor simplemente esfumarme de su vida.
Finalmente llegó, lo que yo esperaba que fuera nuestro último encuentro, sentí que lo presentía y al vernos se hizo un silencio incomodo entre nosotros. Entonces empezó a llorar, nos abrazamos y al oído me dijo entre sollozos, murió mi poeta más querido…
Al descubrir que no soy el centro de su vida, un desconcierto arrolló mis miedos y nuestros cuerpos aprovecharon el momento, empezaron a hablar, a hacer historias, proyectos y no se querían separar…






Cuando murió el poeta.....

-Estuvimos callados como media hora,
pero los cuerpos,
se contaban historias,
hacían proyectos,
no querían separarse- Mario Benedet
ti
*Foto de la red

4 comentarios:

marichuy dijo...

Querida

Qué cambio; volvemos a estar en sintonía con el amor. Y qué mejor cosa -cuando las palabras se ahogan-que dejar que los cuerpos hablen por sí mismos?

Un abrazo

Cuentos Bajo Pedido ¿Y tu nieve de qué la quieres? dijo...

Si que hablen!!!! jajajaj

Tessy dijo...

Esos ruidos inmensos que crecen en la cabeza son los más aturdidores. Me gustaría conocer a alguien que haya sabido equilibrar muy bien mente y corazón. Seguro que yo tendría mucho que aprenderle.
Saludos.

P.D. Y ya chequé lo que me dijiste de los datos al final de los correos. No cabe duda de que soy el despiste andando ;)

Cuentos Bajo Pedido ¿Y tu nieve de qué la quieres? dijo...

Tessy,
será que se puede lograr ese equilibrio? A mi sólo se me ocurren puros jalones, saludos