Y llegó el doceavo
aniversario y escribir no fue lo del año pasado…
Sucede
Fuerte y Suavecito
Al leer el libro de Hierba Santa recordé aquel día en el que hojeé el libro que me devolviste. Al abrirlo emanaba un aroma delicioso, ese aroma a ti. Y fui recordando todos esos momentos de fuego. Tan sólo de recordar se me pone la piel chinita, siento fuego en la punta de los dedos y una tibia salivación entre los labios. Sonreí con esos pensamientos y vino a mi mente cuando bastaba un roce casi accidental de nuestros dedos chiquitos durante la misa mientras cantabas -cantemos al amor de los amores- haciéndome temblar. Ni nos miramos, no hacía falta y aunque hubiésemos querido no sé podía.
Recordé el fuego en mi
vientre cuando pusiste tu mano en mi cintura mientras bailábamos y la gente nos
apretujaba uno contra el otro. Susurraste en mi oído -me encantan tus tacones-
y me sentí orgullosa de haber tolerado mis zapatitos de 14 cm. Decidí
besarte suavemente en el cuello y me pediste que lo hiciera en la boca.
Tanto fuego para que
al final decidieras casarte con otra…
En fin, ya será en
otra vida en donde saldaremos las cuentas pendientes. O será que ya nos hemos
amado en otra reencarnación y por eso parece bastar con cruzarnos de repente
para trastocarnos tan sólo por segundos.
A veces…
Cuando dejamos que suceda
Un abrazo fuerte y suavecito
Desde el paraíso terrenal
2 comentarios:
Muchas felicidades por la persistencia
Te mando un abrazo
Gracias y sigue la mata dando
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