Desperté adormilada y al abrir los ojos me encontré en un cuarto lleno de cosas propias y ajenas, con la sensación de sentirme descanchada. Me incorporé sobre la cama, con una mano me tallé los ojos y con la otra me acomodé el cabello.
Para mi sorpresa cuando quise levantarme tenía las piernas adormecidas por el peso de tres chamaquitos que dormían recargados sobre ellas. Abrí los ojos como plato y rápidamente volteé a mi alrededor para ver si conseguía alguna pista de mi actual ubicación. Todo me parecía conocido pero no me quedaba claro cuál era la razón.
Me tranquilizó verte dormido al otro extremo de la cama, aunque tenías unas gemelitas acurrucadas sobre tu panza. Me quedé unos minutos ensimismada tratado de hilar alguna idea pero no conseguí respuesta pues traía una maraña en la cabeza.
Supongo que sentiste el peso de mi mirada, porque abriste los ojos justo cuando ya había decidido despertarte. Me sonreíste como si nada extraño sucediera y me miraste con esos ojos como si todo esto fuera cotidiano. Te pregunté con voz bajita
–¿Y estos niños?- y sé que la angustia ya se me notaba.
Me sonreíste incrédulo de que lo preguntara en serio y con aire divertido contestaste
–Ay! pues nuestros nietos-
Y fue entonces cuando me invadió el miedo, pues caí en la cuenta de que yo ni hijos tengo o por lo menos no me acuerdo. Y ahora resulta que tengo cinco nietos dormidos en mi cama junto con mi marido.
Y entonces si que me inundó el pánico de lleno ¿Pues cuál marido? ¿A qué horas me casé que no recuerdo?
Me imagino que escuchaste el ruido en mi cabeza y viste la confusión que en mi rostro iba creciendo, pues con suavidad me tomaste entre tus brazos y me plantaste un beso largo y poco sereno para ser sinceros.
Poco a poco la angustia fue cediendo y cuando me percibiste más tranquila me dijiste al oído:
-Sorpresa! Estás metida en uno de mis sueños-
Entonces ya más divertida logré respirar y articular palabra
-Ah! Bueno, ya estaba preocupada por haberme perdido de algunos detalles que sospecho me parecerían importantes.
Y ahora con más calma, te digo sinceramente que todo esto me parece divertido y a fin de cuentas no importa lo que pase yo prefiero vivir cada instante y no perderme los detalles. Ya sea que el miedo un día nos abrase y nos tornemos en extraños o que quedemos envueltos en las múltiples variantes que ofrecen los detalles. Sobre todo si nos llevan a amanecer juntos en una cama repleta de nietos, ansiosos de escuchar
nuestras historias
plenas de extrañas aventuras y
unas cuantas travesuras.......
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