miércoles, 15 de abril de 2020

El placer de….



*imagen de la red

El año pasado decidí hacer por primera vez el triatlón de la Ciudad de México. No me había preparado como hubiera querido pero ya estaba harta de postergar este reto. En fin, nada más de caminar 45 min desde el estacionamiento hasta la zona de transición y esperar 30 min para poder dejar la bici ya me había cansado. Cuando entramos a la zona de natación empecé a sentir la alegría de volver a estos eventos. Pero cuando entré al agua helada dudé de lo certera de mi decisión. Recordé que en un programa de TV proponían que decir groserías te ayudaba a enfrentar un reto como este, así que grité Mierdaaaaaa! Y me mojé el cuerpo con las manos aventándome el agua helada encima. La competidora de a lado gritó, -Acuérdense que al entrar al agua se siente peor!- .Y sí, al aventarme sentí que se me entumía rápidamente el cerebro. Tuve que hacer un gran esfuerzo para continuar y pensé en mi hija triatleta que competiría unas horas más tarde, desee que ella pudiera aguantar el agua helada y eso me motivó a seguir con el plan. Hice conciencia de que la natación es mi mejor deporte y me concentré en agarrar ritmo con la respiración. Con gran esfuerzo concluí mi triatlón. Al llegar a la meta me recibieron con una medalla y una exquisita paleta de grosella que se derretía rápidamente entre mis manos. Unos pasos más adelante, en lugar de ofrecerme un plátano, como es costumbre en las competencias deportivas, estaba un hermoso hombre musculoso en reveladora ropa deportiva. Tomó la mano donde yo traía la paleta y al mismo tiempo puso una cerveza en mi otra mano. Me dijo en tono terriblemente sensual –Si me das de tu paleta te regalo una cerveza-. Acto seguido, sacó la lengua en dirección de mi deliciosa paleta con la certeza de que nadie podría negarse a semejante proposición. El tiempo se detuvo y la acción se hizo súper lenta. A pesar de mi cansancio logré decir -tu cerveza está tibia- y me fui disfrutando con placer la idea de saborearme la paleta. El muy ingrato hombre masculló algún insulto que no entendí porque iba aturdida por el shock térmico de la helada paleta entre mis labios.

1 comentario:

PATRICIA CARBALLIDO DÍAZ dijo...

Jajaja rica la paleta de grosella y muy buena la historia!😋😋😋