Todos nos hemos topado con momentos que parecen eternos, en los que el tiempo se transforma en un río lento, cierto?
Justo me encuentro en uno de esos, supongo que se debe a que he andado triste demasiado tiempo. Pero tengo el recuerdo de que algún día mis ojos brillaron con luz propia, que irradiaba una energía especial, que andaba por el mundo contenta y que me sentía una mujer amorosa.
En los últimos años acepto que me ha costado trabajo sonreír y tener clara la dirección en la que quiero caminar, pero sé que todo está a punto de cambiar. Es cuestión de aclarar algunas ideas, sólo me falta un empujoncito, una señal, un mensaje, un algo que rompa esta inercia y me traiga de vuelta a lo que verdaderamente quiero vivir.
Algo bueno para mí está a punto de suceder, es una certeza……….
Me pregunto ¿Cuáles son las cosas que he logrado disfrutar?, ¿Cuáles las que construyen poco a poco la felicidad? Trayendo estas ideas a mi mente voy sintiendo como un calorcito, tibio, rico, me va subiendo por las piernas, me hormiguea en las rodillas y me cosquillea en medio del ombligo. Es verdad que no ha traído de golpe la alegría a mi corazón, pero ha encendido una llama que me va creciendo por dentro y todos sabemos que basta una chispa para iniciar un incendio.
Me fue invadiendo el anhelo de sentirme viva de nuevo, de arriesgar, de enfrentar lo que sea necesario, de pedir ayuda para redescubrir el tesoro que sé que traigo por dentro. He tomado la decisión personal de ser feliz, incluso a pesar del dolor y ahora sólo es cuestión de buscar el rumbo que quiero seguir, para construir la aventura de mi vida, tal y como yo la quiero vivir.
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