Nos hemos vuelto a encontrar a casi un año de nuestro primer encuentro, el cual fue un 22 de mayo por si hiciera falta documentar ese momento. Así que, justo ahora que ya estaba dudando de casi todas las cosas, la vida de nuevo me sorprende y no puedo evitar que brote una sonrisa en medio de mi cara confundida. En esta ocasión, no traía un cuento que entregarte pues con los últimos acontecimientos en mi vida he andado bastante distraída. Por lo que acepto que no presentí que vendrías y no preparé alguna cosa que nos regalara un instante mágico o al menos excitante.
Que te aparezcas en estas fechas, me ha impactado de tal manera, que no he podido despegar ni un pie del borde de la tierra, quedé paralizada pero sonriente con la novedad de tu presencia.
Con esa forma que tienes de ser, caminaste hasta mi, sonreíste con ojos y boca así como sueles hacer. Te detuviste justo a mi lado, pusiste tu oreja a la altura de mi boca y tomaste la puntita de mis dedos como quien no hiciera gran cosa.
Algo en mi estaba a punto de estallar, cuando con esa voz que invade todas las cosas me dijiste muy quedito -Recuerda que a veces es importante Respirar-, sonreí como quien sabe que acaba de ser rescatado del abismo.
Como si fuera el preámbulo de un momento festivo o la asistencia a un evento convenido, me pediste un cuento nuevo susurrado al oído. Yo no tenía nada preparado, pero estábamos tan cerca que simplemente de la orilla de mis labios brincó una historia deliciosa hasta tu oreja y como un suspiro se metió en tus pensamientos.
Imagino que la historia te habrá parecido hermosa, pues terriblemente conmovido, apretaste la orillita de mi dedo más chiquito, me diste el beso más breve de mi historia y mirándome a los ojos dijiste:
-No he olvidado que tenemos pendiente nuestro hijo -
Te fuiste lentamente y el último recuerdo de tu presencia quedó suavemente en el borde de mis manos……..
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