Me gusto tu historia de la bici, me recordó cuándo fui a comprar la mía, aprovechando que mis papas andaban en Europa y que yo andaba en mi etapa de "Yo todo lo puedo sola", además importaba el factor padres fuera del país para que no me estuvieran diciendo ¿para qué quieres una bicicleta? Para no ir sola al centro me lancé a varias tiendas en dónde la bici me costaba los dos ojos de la cara y ambos brazos, hasta que llegue a una Benotto, claro con mi auto por que estaba convencida de que las bicis no son tan grandes y que todo cabe en un Chevy sabiéndolo acomodar. OHHH gran error, obvio que las bicis de niño no son del mismo tamaño que las de adulto, pero yo tenía una imagen romántica de mi última bici en color nacarado, ruedas violetas y manubrio rosa.Finalmente encontré la bici que se acoplaba a mi presupuesto y prometía mantenerme saludable ante la mirada extrañada del vendedor que me preguntaba ¿cómo te las vas a llevar...a poco vienes sola? Claro que iba sola!!!! Ese enano no iba a mermar mis deseos por poseer mi bici rojo deportivo, con velocidades y demás madres que no sabía para que servían. Después de esperar una hora para que entregaran la bici armada, salí bien chingona de la tienda y me dirigí a mi auto, y oh maldición, luche durante hora y media, justo cuándo estaba por echarme a llorar por un milagro divino la bicicleta entró en el auto. Después de semejante logro llegue a casa muy alzadita, y claro, luche durante otra hora y media para sacar la bicicleta del auto, la cual además pesa un chingo. Lo que pasó después me lo reservo para mantener intacto mi orgullo, ya que es tan falso el dicho "es cómo volver a andar en bicicleta" JA!!! Nada más lejano de la verdad cuando han pasado 18 años desde la última vez que pedaleaste con un frutsi metido en la ruedas y jugando a que eras Poncharelo o los duques de Hazard.
AGO
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